Multitud de sucesos a lo largo de la historia han ido moldeando el territorio hasta el día de hoy, adaptándose la sociedad de la comarca a las diferentes necesidades de cada época. Ello ha dado lugar a situaciones muy contrastadas que, en muchos casos, dejaban su impronta en este paisaje cultural.
Distintos procesos deforestadores se han venido sucediendo a lo largo de la historia en función de las necesidades de sus pobladores. Ya con los nativos prerromanos, la época romana y, sobre todo, a partir del periodo cristiano, la actividad de la ganadería conlleva la progresiva desaparición del pinar de alta montaña. Los robledales o rebollares, los encinares, sabinares, pinares, hayedos y las fresnedas dejan paso a la agricultura y ganadería. Estás masas forestales, junto con matorrales de jara, brezo o piorno, también fueron utilizadas como fuente de energía calorífica, para cocinar o para elaborar numerosos utensilios. A mediados del siglo XIX, consecuencia de la desamortización civil, se llega al punto álgido de la deforestación en la época contemporánea.
Panorámica del piedemonte en el entorno de la ermita de San Benito. 2024 |
En esta etapa de la historia surge un importante movimiento para revertir está decadente tendencia forestal. Se crea el catálogo de los montes exceptuados de venta a manos privadas en la desamortización, y que pertenecían a los pueblos, precursor del Catálogo de Montes de Utilidad Pública (CUP). Dicho catálogo fue el primer y más importante instrumento de protección de las masas forestales de nuestro país.
Con ello se inicia un proceso de restauración forestal, un cambio de paradigma basado en el concepto de “conservar aprovechando”, es decir, cuidar nuestros bosques a través del aprovechamiento sostenible de sus recursos naturales. En la primera mitad del siglo XX también se inicia un proceso de repoblación forestal.
En la anterior foto se puede observar el sustancial cambio del paisaje durante las últimas décadas. La imagen está tomada desde el término municipal de Santo Tomé del Puerto, en dirección hacia Cerezo de Arriba y Riaza. Se pueden observar, al fondo, grandes masas de rebollares, que se engloban en diferentes montes del Catálogo pertenecientes a Riaza, a la Comunidad de Ciudad y Tierra de Sepúlveda o a Santo Tomé del Puerto. A la derecha quedan las repoblaciones con el autóctono pino silvestre de montes catalogados como La Juncadera y El Raso.
El proceso de restauración se mantuvo hasta llegar a nuestros días bajo el principio de aprovechar nuestros montes desde la conservación. Hoy día, cuando ya la ha asumido el concepto de sostenibilidad, es más importante que nunca continuar con esta gestión, haciendo a los montes multifuncionales.
Durante la segunda mitad del siglo XIX se inicia la consolidación de la propiedad, se crean viveros forestales volantes, pastizales, infraestructuras en los montes y un sinfín de actividades que nos configuran el paisaje actual. Estás actividades tradicionales, que han mantenido este paisaje cultural, persisten hoy día en mayor o menos medida. Mediante ellas se obtienen recursos naturales renovables como la madera, leña o biomasa; carne de alta calidad proveniente de la ganadería extensiva y de la caza; miel de la apicultura, setas, etc. Esta multifuncionalidad queda reforzada cuando se añade a la ecuación servicios ecosistémicos demandados por la sociedad, como la regulación del ciclo hidrológico, el control de los procesos erosivos, la captura de CO2, la conservación de la diversidad biológica y geológica o el soporte de numerosas actividades deportivas, de ocio y cultura relacionadas con la naturaleza. Estos montes cuentan con certificación de gestión forestal sostenible por los sistemas PEFC y FSC, y son auditados externamente a la Administración
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En esta composición se puede observar la evolución del paisaje en las últimas décadas con vistas hacia los núcleos de Sigueruelo, Casla y Prádena, desde el Puerto de Somosierra. A parte de las repoblaciones en las laderas de el monte de la Sierra, se puede observar el resultado del abandono del sistema agrario tradicional en la evolución del piedemonte. En la foto antigua se observan dehesas de roble o rebollo, junto a otras especies; y enebrales o sabinares (Juniperus thurifera) en los montes del Catálogo de Sigueruelo, Siguero, Casla y Prádena, mezclados con numerosos cultivos. En la imagen actual se observa cómo el abandono rural hace que las antiguas tierras de cultivo de agricultura de montaña (cereales como el centeno y el trigo, huertos, patatas, linares, etc.) se cubran por completo de vegetación natural. Se coloniza por enebrales o sabinares, que actualmente son jóvenes e hiperdensos, pero también encinas, robles o rebollos, pinos, fresnos, matorral y pastizales.
Las repoblaciones forestales se centran en las fuertes pendientes de las Sierras de Somosierra y Ayllón. Un excelente ejemplo de restauración es el monte “EL RASO” nº 265 del Catálogo, ubicado en el término municipal de Cerezo de Arriba. Monte de excelente calidad desde todos los puntos de vista y que alberga un gran patrimonio natural. Un “Valle Salvaje”…
Durante las últimas décadas, además de continuar las actividades tradicionales fomentando la innovación, se han acometido multitud de trabajos en todos los sistemas forestales, realizando labores de regeneración, adecuando de densidades del arbolado, estableciendo un mejor equilibrio de edades o mejorando los pastizales y hábitats de interés para diversas especies. Con todos estos trabajos se consiguen cometidos muy importantes, entre ellos contribuir a la prevención de incendios forestales generando paisajes culturales en mosaico.
Este largo proceso de restauración de la naturaleza no está exenta de peligros e incertidumbres. El problema de los grandes incendios forestales o la adaptación al cambio climático requerirá de un esfuerzo de todas las partes. El sector primario y su cadena de valor asociada, aunque minoritarios, serán la principal herramienta de gestión, como ha sido hasta ahora, para que estos ecosistemas sigan desempeñando su papel multifuncional. Solo de esta manera la sociedad podrá seguir beneficiándose de sus bienes sostenibles y sus servicios ecosistémicos.
Repoblaciones forestales y vivero en el entorno de la ermita de San Benito hacia la Sierra. 1964-2024 |
Imágenes antiguas procedente del Patrimonio Forestal del Estado depositada en el Archivo Histórico Provincial de Segovia y en el archivo territorial de Segovia de la Junta de Castilla y León.
- Francisco Javier Plaza Martín. Ingeniero de Montes del Servicio Territorial de Medio Ambiente. Segovia. Junta de Castilla y León.
- Mario Lozano Enguita. Ingeniero de Montes del Servicio Territorial de Medio Ambiente. Segovia. Junta de Castilla y León.
- Celso J. Coco Megía. Ingeniero Forestal en Cesefor. REMP.